A veces me siento triste porque no veo con rapidez los avances en mi vida. ¿Y quién no quiere ver frutos de sus siembras? Todos esperamos que la energía que ponemos en nuestros proyectos sea equivalente a los resultados o mayor.
Pero, realmente eso no siempre ocurre. La vida no siempre responde con la misma velocidad con la que soñamos. Esa impaciencia que surge dentro de nosotros es natural, porque los logros los hemos romantizado como cambios grandes, resultados que deben hacer ruido.
Y si no hacen ruido, creemos que no cuentan.
Pero los verdaderos triunfos, muchas veces, son silenciosos. Son los que van
forjando tu carácter.
Y quiero hacerte esta pregunta:
Cuando tienes una relación romántica que no funcionó, en la cual te hiciste
pequeña, actuaste con temor y permitiste conductas que no te hacían sentir
bien...Y llega ese momento en que te haces consciente de que el tipo de
relación que quieres para tu vida es otra, distinta, más sana, más libre, más
auténtica...
Y entonces la vida te pone en una encrucijada:
1. Fortalecerte tú. Reconocer tu valor. Construir una seguridad que no dependa de si alguien más te elige.
2. O simplemente quedarte esperando a que llegue una persona que te ofrezca eso que tú deseas, sin tú habértelo dado primero.
¿Qué eliges?
No porque sea fácil. No porque
tengas todas las respuestas. Sino porque el valor que tienes no depende de cuán
rápido veas resultados, sino de cuán fiel eres a ti misma mientras caminas.
Y sí, caminas, aunque no tengas claro el destino. Camina con las dudas, con el
corazón abierto, con la conciencia de que cada paso te está transformando.
A veces, el gran logro no es llegar, sino no rendirse en el intento. No es
pensar que porque algo no salió como esperabas, no va a llegar alguien que te
ame con la misma intensidad. Pero como empiezas tú a repararte, como construyes
ese tipo de persona que quieres encontrar. No rendirte implica hacerte cargo de
ti misma, de tus emociones, de las formas en que reaccionas y aquí entra un
tema que me encanta “hacer consciente lo inconsciente.”
Esta es una frase clave, es preguntarte en este caso.
💛 ¿Cómo amo yo?
💜 ¿Cómo me doy al otro?
💙 ¿Sé lo que quiero para mi vida?
💗 ¿Cuáles son mis límites?
💧¿Qué persona quiero tener en mi vida?
💕 ¿Yo ofrezco eso que quiero recibir?
Cuestionarte te ayuda a elegir con más claridad, a detectar conductas que repites. Caminemos en el amor, en los proyectos, en la vida… no para llegar rápido, sino para llegar más consientes.
No somos la misma persona que empezó el viaje, para mi la clave siempre será en estar atentos a lo que nuestro interior nos pide, un nuevo empleo nos exige un aprendizaje, un nuevo amor quizás un poco de confianza, una casa propia nos pide muchas veces renunciar a otras mientras ahorramos para lógralo. Fíjate qué te pide tu vida en eso que quieres atraer, ahí está clave.
Al final, todo se integra; las
dudas, los dolores, lo que nos hizo bien y lo que no es lo que nos prepara para
subir el próximo escalón.
Lo que no funcionó también habla de ti. No lo calles. Escúchalo, abrázalo, y sigue. Porque a veces también hay una parte de responsabilidad en eso que no salió como queríamos. Algo que no vimos y era importante. Algo que hicimos y no debimos hacer. Y aunque eso duela, ahí está el aprendizaje. No se trata de culparte, se trata de verte con verdad.
Y siempre pregúntate: ¿Esto depende de mí? ¿Lo puedo controlar?
No hay comentarios:
Publicar un comentario