La importancia del primer paso hacia tus sueños.

La importancia del primer paso hacia tus sueños.

 

¿Cuál es ese sueño que solo espera tu primer paso?

 

Cuando decidí aprender a nadar, hice cuatro niveles uno de natación. Pero, no seguidos.

Hacia uno y como sentía que no avanzaba en la técnica no me matriculaba al segundo nivel. Esto lo hice por mucho tiempo.  Hasta que un día revisando mis metas postergadas encontré “aprender a nadar”. Me senté a revisar por qué abandonaba este objetivo. Luego de escribir algunas razones incómodas de esta postergación; decidí: voy a aprender a nadar y me voy a comprometer a amar el proceso, sin importar el tiempo que me tome. En realidad, me estaba resistiendo a fallar, reconocerlo me motivó a empezar nuevamente.

 

Incluir esta actitud por primera vez lo cambió todo, me mostró la posibilidad de reconocer que todo en la vida requiere práctica, eso me lo ratifica mi profesor de natación “todo es práctica, Lili”. Así que he optado por mirar qué aspectos he mejorado en mi vida gracias al nado, más allá de la rapidez, o el número de brazadas que haga.

Es por eso por lo que me estoy enfocando en el impacto qué ha traído este deporte a mi vida. Propósito personal, resiliencia; seguir intentándolo a un cuando la respiración me exige más horas de práctica para dominarla y una   invitación a pensar más antes de abandonar un objetivo. ¿Lo he intentado lo suficiente? Es una de las preguntas que me hago. ¿Realmente quiero obtener esta meta? ¿Qué me mueve a incluir este hábito en mi vida?

 

 También empecé a pensar en la relajación que siento mientras estoy en la piscina, en el trabajo de coordinación que estoy conquistando, la necesidad de mejorar mi seguridad personal y conectarla con la seguridad en el agua, perder la pena a ser vista mientras lo intento una y otra vez y la atención plena que me exige cada movimiento.

 

Qué me llevó a intentarlo de nuevo, las ganas de salir de mi zona de confort y el compromiso con mis propias palabras, la necesidad de conectar mente y cuerpo, manteniendo el espíritu curioso. El mayor obstáculo que a veces encuentro es la dispersión y algunos momentos de ansiedad, cuando quiero que los resultados se noten rápido. Ese es mi yo saboteador que me asalta en ocasiones.

 

Aprender a nadar ha sido más que moverme en el agua; me ha permitido sumergirme en mis propios miedos, confiar en el proceso y fluir. Hoy no solo perfecciono mi nado, también abrazo mis procesos con menos miedo y más perseverancia. Y si algo he aprendido, es que el primer paso siempre da más miedo desde la orilla… pero una vez dentro, el agua sostiene.

 

Y así, entre patadas débiles y respiraciones sostenidas, estoy asimilando que el verdadero aprendizaje no está en hacerlo todo bien, sino en atrevernos a comenzar. En perfeccionarnos mientras lo seguimos haciendo.  Tal vez todos tenemos una “piscina’ en la que aún no nos hemos atrevido a entrar.  Sé que el primer paso es el más retador, pero recuerda revisar la persona en la que te estás convirtiendo y no tanto hacia dónde vas, eso te mantiene en el camino.


No hay comentarios:

Publicar un comentario