ESCUCHA TUS EMOCIONES

 

APRENDIENDO A CONECTAR CON NOSOTRAS MISMAS: EL ARTE DE ESCUCHAR  NUESTRAS EMOCIONES.


En el mundo de hoy, estamos inmersos en las ocupaciones del día a día, rodeadas de distracciones que nos alejan de prestar atención a nuestras emociones.  Nos sumergimos en las redes sociales y en las expectativas que nos impone la sociedad actual, dejando de lado, el escuchar nuestra propia voz. Una voz que nos muestra las  necesidades interiores para  disfrutar nuestra manera de  vivir.

¿Qué pasaría si nos detuviéramos a escucharnos más a menudo? ¿Qué descubriríamos de nosotras mismas y qué necesidades podríamos  detectar? 
 

 La importancia de escuchar nuestra propia voz y atender nuestras emociones radica en dos aspectos fundamentales: la intuición y la conexión con nuestras emociones. La intuición  nos proporciona una sensación instintiva sobre qué camino seguir en la vida. Nos ayuda conectar con lo que sentimos  debe ser. Es el vínculo con nuestra sabiduría interior,  que nos brinda la confianza para avanzar en nuestros propósitos  y nos ayuda a tomar decisiones en momentos de incertidumbre. 
 
¿Te ha pasado que debes tomar una decisión y algo dentro de ti, te lleva a decir: Siento que debería ser de esta manera"?

Dentro de cada uno de nosotros hay un río en movimiento, una corriente de energía vital que nos impulsa y guía en nuestro camino. Esta fuerza interior se conecta con nuestras emociones. Por eso,  apreciar cómo nos sentimos cuando estamos haciendo algo es fundamental para descubrir la paz y felicidad en el presente.  Las emociones actúan como alertas o señales que pueden manifestarse en forma de miedo, tristeza, enojo, pero también de manera positiva como esperanza, felicidad, inspiración  o  amor. La clave está en  descubrir el mensaje que nos trae esa emoción.



¿Cómo descubrir el mensaje que traen las emociones?


Una de las formas más creativas es prestar atención a las sensaciones  de nuestro cuerpo, ya que estas pueden brindarnos pistas importantes sobre el mensaje detrás de la emoción.


Explorar las causas profundas de nuestras emociones es otro paso importante. Por ejemplo, un día escribiendo sobre la tristeza que me abrazaba, descubrí que esta me visitaba cuando perdía conexión con las personas y me alejaba de las relaciones que consideraba significativas. Al comprender que las personas en la vida son prestadas y que lo importante es vivir los momentos con autenticidad, pude sanar esa sensación de abandono. También descubrí que otra causa de mi tristeza era dejar de hacer algo que era significativo para mí, así que empecé a crear más momentos por mi misma, disfrutando de mi propia compañía.
 
Otro aspecto que me entristecía era no alcanzar mis metas.  A pesar de mis esfuerzos, los resultados no me satisfacían. Poco a poco, me di cuenta de que no se trataba de que no era capaz, sino que estaba persiguiendo los sueños incorrectos. En ese proceso de auto- exploración, aprendí a encontrar mis verdaderas motivaciones y a sentirme feliz con el proceso, independientemente de los resultados.

 
La escucha  emocional puede ser transformadora, ya que nos permite desarrollar una mayor comprensión de nosotras mismas y reaccionar  de manera consciente. Mi clave para escuchar mi intuición y emociones es creer en mi sabiduría interior, entender que, pese a las dificultades y  los miedos, haré todo lo posible por no paralizarme. Me tomaré el tiempo que sea necesario para entender lo que me está pasando  y luego actuaré en consecuencia.

 
Establecer un diálogo compasivo conmigo misma, reconociendo la naturaleza de las emociones, me ayuda a ver qué necesito reforzar en mi vida, a qué cosas valiosas estoy renunciando y  qué actitudes necesarias   estoy pasando por alto. Acompañarme de esa voz que me dice, que estoy en  el camino correcto, abrirme  a aprender un poco cada día de mí y  sorprenderme por lo que puedo lograr.



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