ME ELIJO A MÍ ¿SOY EGOÍSTA, POR ATENDER MIS NECESIDADES INTERNAS?

 ME ELIJO A MÍ   ¿SOY EGOÍSTA, POR ATENDER MIS NECESIDADES INTERNAS?

Recuerdo un día del mes de noviembre. Serían alrededor de las 7 de la   noche; sentadas en la cama de la mamá de Dan.  Liz, Dana y yo, esperábamos a que doña Blanca le cosiera una bermuda , para una fiesta  vestidos de blancos que nos ideamos en el cumpleaños de Martica.

 

Para ese día   alumbramos con antorchas, de donde salieron no me acuerdo. Pero; el patio de la casa de la cumpleañera tenía una magia especial, las guirnaldas de colores se bamboleaban por la brisa y las bombas se caían una a una, mientras reíamos. ¡ay no, qué hacemos!

 

Se han borrado algunos detalles de ese momento, es que el tiempo hace eso con los recuerdos, los va desvaneciendo poco a poco. Quedan algunos fragmentos capturados en fotografías. Cuando me invade la nostalgia, lo que hago es ir al álbum de las fotos y busco por el nombre de los eventos celebrados.

 

Abro el álbum de fotos llamado amigazos, así nos llamábamos mis amigos y yo. Reviso una a una cada carpeta. Que montón de cosas hacíamos por Dios, me dije.

 

Sí,  que montón de cosas hicimos, el soplar de las velas en los cumpleaños, logros obtenidos, amigos secretos jugados, viajes, comidas y unas muy contadas borracheras, es que nuestros planes eran tan sanos y geniales, que siempre los disfrutábamos. 

 

  


En 10 años de amistad, ya habíamos hecho tantas cosas, que no sabíamos ni que inventar.

 Para un año de cumpleaños,  decidimos rifarlos. Tomamos una bolsa   y echamos nuestros nombres; a la persona que sacáramos debíamos celebrarle el cumpleaños, con nuestra idea y con un presupuesto que sería igual para todos.

 

 Nos reunimos como de costumbre el diciembre antes de iniciar ese año. Solíamos hacerlo para desearnos un feliz año, o ir a ver alumbrados, plan casi obligado de cada navidad.    Algunas veces nos reuníamos en una casa mientras comíamos una natilla.

 

Cierto diciembre, Edi una de las amigazas dijo:  que ella llevaba la natilla que le quedaba muy rica. 

Pero, salió con lo que apodamos una colada de pasas, una natilla aguada, que nos dio chiste para muchos diciembres después. La anécdota todavía se recuerda. Ella tenía un buen humor y su risa escandalosa, nos hacía llover los ojitos y doler el estómago de tanta risa alocada.

 

Como todo en la vida los tiempos cambian, antes de pandemia solía frecuentarlos, pero; las cosas ya se estaban fragmentando. En las reuniones siempre faltaban algunos, empezamos a reducirnos poco a poco, las excusas y peros eran más frecuentemente. A veces había un aire de molestia por no sacar espacio para el otro, nos reclamábamos sin decirlo; esos mismos espacios de antes, en los que a todo decíamos sí.

 

Luego de pandemia esa apatía me llegó a mí, al principio me esforzaba en ir a los lugares que me invitaban, yo no me sentía cómoda. Muchas veces me pregunté qué me pasaba, pero empecé a sacar excusas también.

 

Hubo un momento en que me empezaron a molestar las bromas que antes me hacían reír y empecé a notar cosas que me desagradaban en algunos de los que un día consideré mis mejores amigos. Ya las felicitaciones de cumpleaños pasaron a un mensaje de WhatsApp frio y por no dejar. Hasta que no, nos deseamos feliz cumpleaños y dejamos por completo de vernos.

 

Hubo momentos en los que me sentí mal, pero; algo dentro de mí me rechazaba esos encuentros. Terminé haciendo caso a mi apatía, saliéndome del grupo amigazos por completo. No podía negar a mis sentimientos y debía ser fiel a lo que estaba sintiendo, un llamado insistente a estar sola. 

 

No tengo razones para explicar esa decisión, era un impulso interior.  Un día mientras leía. Encontré unas palabras de Aristóteles sobre la amistad. Él decía que hay tres tipos de amistades:  la amistad por utilidad, por placer y por virtud

 

 Tipos de Amistad

·         La amistad de utilidad: en esta las personas no están vinculadas efectivamente, si no que exige un vinculo de interés, alguno le ofrece al otro un beneficio. Que cuando se termina, culmina la amistad.

·         La amistad por placer: Esta gira en torno al disfrute y el ocio de la vida. Cambiará cuando esos placeres cambian o las personas alcanzan una madurez.

·         La amistad por virtud:  esa que comparte las cosas buenas y malas que nos pasan, suelen durar toda la vida, es altruista y reciproca.

  

 

 

Luego de leer lo anterior, reflexioné de lo que me había pasado. La pandemia me había forjado a encontrar planes conmigo misma. Tenía un laberinto de emociones no solucionadas en mi vida, dolores e inseguridades y el silencio de esos días, le dio sentido a mi propia compañía. Algo dentro de mí, me invitaba a un reconocimiento interior y esa búsqueda de propósito, me fue atrapando más y más.

 

Me resultaba abrumador el ruido exterior, sentía que me alejaba de lo que necesitaba encontrar y aprender,  a escuchar mi propia voz. Estaba pensando de manera diferente, las necesidades mías no eran las mismas de mis amigos. Los intereses habían cambiado y por eso me alejé. Requería atenderme yo, para poder dar.

 

Creo en darnos los espacios para reflexionar sobre la vida que llevamos y queremos, retirarnos para escucharnos.  De la vida he aprendido a atender el corazón y la intuición. No es egoísta aislarnos de vez en cuando.

 

Claro está, que esta decisión puede fragmentar las relaciones. No sé si la forma en que me fui fue la adecuada. Si fue egoísta o no. Cada uno decidirá y juzgará de acuerdo con su propia naturaleza y experiencia.

Todo no termina aquí, está historia tiene un nuevo hilo. Hace días tomé mi celular y le escribí a una de las amigazas ¿Aún tienes en mente, ese sueño que solíamos tener juntas? Ahí estamos trabajando en ello.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

NOS CUESTA TANTO DECIR QUE ESTAMOS PASANDO POR UN MAL MOMENTO

 

 

 

 NOS CUESTA TANTO DECIR QUE ESTAMOS PASANDO POR UN MAL MOMENTO

 

Tememos decir que no estamos bien, para no incomodar a las otras personas o sentirnos vulnerables ¿Te has sentido alguna vez, en esa situación de no saber cómo pedir ayuda? ¿Has estado del lado del que no sabe qué decir? Cuando se da cuenta, que una persona no está bien emocionalmente.

 

No es fácil manifestar nuestras emociones por dos razones, que identifico:

 

  •         Por nuestra forma intrínseca de resolver los conflictos de la vida. 
  •           Por ser tildados de inmaduros emocionales o débiles
Solemos juzgar las expresiones de malestar en la salud mental que tiene el otro, y su actitud de afrontarlos, comparando la forma en que yo lo hago.  Si actúo en silencio, pensamos que el otro es un exagerado por hablar abiertamente de lo que está padeciendo y creemos que nuestra forma de reaccionar es la correcta.
 

Me gusta mucho una conversación sobre la revolución emocional de la psicóloga – Inma Puig que dice:” Todas las personas necesitamos lo mismo para sentirnos bien, lo único que cambia es la dosis”. Ella realiza una comparación del hombre con las plantas.”



“Esta comparación está basada en que cada tipo de planta necesita agua, sol, corriente de aire y sombra de acuerdo con su propia naturaleza y que debemos aprender a distinguir eso, para que pueda salir a flote. A sí somos los seres humanos, por lo cual; hay que ponerse en el lugar de cada persona, siguiendo su propia anatomía. Cada persona requiere una escucha y una atención según su forma de ser”

Desde mis experiencias, las veces que me encontrado angustiada y con ataques de pánico, mi vida no ha estado sometida a muchos conflictos, de hecho, creo que he estado en unos buenos momentos, o por lo menos eso he creído yo.


De un momento a otro, he entrado en ese, no sentirme a gusto con nada de lo que hago, una falta de energía y una apatía por hacer cosas que antes disfrutaba, me he alejado de personas y he buscado refugio en la soledad.

La primera vez que sufrí de terrores nocturnos, no busqué ayuda profesional. Creí que me estaba volviendo loca y no hablé mucho del tema por el temor de que esas experiencias fueran catalogadas con experiencias oscuras y que las palabras del otro, en vez de ayudarme a salir a flote me perturbaran más la mente. Así que busqué, solo palabras de luz.


Esta segunda vez que inicie los ataques de pánico, han sido diferente. Recuerdo muy bien las palabras de la psicóloga “Liliana; ya lo has padecido; sabes cómo afrontarlo”. Esas palabras fueron muy reconfortantes, me permitieron ver, qué debía encontrar la forma para afrontarlos y que efectivamente entrenar mi mente era una de las mejores aliadas.


Hoy puedo hablar más abiertamente del tema, y quiero invitarlos a que digan de manera natural que están atravesando momentos que no son fáciles para ustedes, que encuentren a esos profesionales que los pueden ayudar y se rodeen de personas que los quieran ver bien.


No dejes de pedir ayuda por temer ser débil o vulnerable, si no expresas lo que sientes, que sea porque tienes la fortaleza para sanarte a ti mismo. No por temor a lo que piensen los demás.


Deberíamos hablar más a menudo de nuestra salud mental, y aunque es un tema muy personal, no podemos negarnos la posibilidad de encontrar ayuda, por el simple hecho de parecer poco cuerdos y de creer dejar heridas abiertas para que nos lastimen.



Una de las razones por las que me nació hablar de este tema, es porque los programas de salud mental no dan abasto para atender a tantas personas que buscan equilibrar sus vidas, por ejemplo, en mi caso, llevo días esperando una cita para iniciar una terapia y hasta la fecha no me ha sido atendida.


Cuando escuches que una persona no está bien, pon un poco de empatía, aunque no hayas vívido lo mismo, no quiere decir que el otro no lo pueda sentir. Hay personas que no encuentran una salida, si la has encontrado tú, agradece a la vida.


No es fácil entender algo hasta que no lo vivimos, pero no vivirlo; no es excusa para juzgar las experiencias del otro.



Has estado en una situación así, déjame un comentario.