HAS EMPEZADO A CULTIVAR UN NUEVO HÁBITO Y SIENTES QUE NO HAS LOGRADO NADA.
No te dejes llevar de ese
pensamiento "nada ha mejorado en mí", justo después de haber
iniciado una práctica, incorporado un hábito o empezar a cultivar pensamientos
más saludables.
Créeme, algo ya cambió. Solo que aún no lo has hecho visible.
Te cuento una parte de mi proceso.
Cuando empecé a aprender a nadar, hubo un momento en el que me frustré muchísimo. Me enfoqué solo en mejorar mi respiración, y cada vez que no lo lograba, sentía que no estaba avanzando. Como si todo el esfuerzo no valiera la pena.
Hasta que un día, confiando en ese proceso que toda práctica necesita, decidí hacer dos cosas:
1. Seguir practicando. Practicar, practicar y practicar hasta sentirme más segura haciéndolo.
2. Anotar mis avances invisibles, hacerlos conscientes para que me dieran energía y ganas de continuar.
Y tú dirás:
¿Avances invisibles? ¿Eso qué es, Lili?
Pues es eso que está pasando
dentro de ti mientras haces algo con dedicación. Lo que no se ve a simple
vista, pero está ahí.
Cuando te sientas a observarte, lo que era invisible se vuelve consciente. Y lo
puedes usas como tu motor para seguir.
Los avances invisibles son esos pequeños cambios que van ocurriendo dentro de ti mientras te dedicas a algo. Y que, con el tiempo, cuando te sientas a observar de cerca, te das cuenta de que has ganado muchísimo más de lo que imaginabas.
Como cuando aprendes a nadar y, más allá de la técnica, te das cuenta de que estás cultivando compromiso, seguridad, disfrute, calma interior. Todo eso también cuenta. Todo eso también es avanzar.
¿Y cómo haces para ver esos avances invisibles?
Aquí te dejo algunas ideas que me han servido:
1. Cambia el enfoque. En vez de pensar solo en el resultado, enamórate del proceso.
2. Observa tu energía. ¿Cómo te sientes después de practicar eso que te has propuesto? Si te desanimas, pregúntate: ¿cómo puedo hacer que esto se sienta más divertido, más apasionado para mí?
3. Fíjate en las nuevas conductas. ¿Te alimentas mejor? ¿Piensas con más claridad? ¿Te hablas con más honestidad?
4. Mira si te estás eligiendo más. Tal vez te cuesta cambiar rutinas, pero ahora respetas más tus tiempos y tus compromisos contigo.
5. Observa cómo estás siendo. ¿Te sientes más feliz, más conectada contigo, con más energía?
En mi proceso de aprender a nadar, estos han sido mis avances invisibles que ahora he hecho visibles:
- Perdí la pena de ser vista mientras mejoro la técnica.
- Aprendí a valorar mi proceso y a escuchar las sugerencias de mi entrenador.
- Siento felicidad después de cada práctica.
- Me he abierto a compartir con personas que disfrutan esta pasión. Me está saliendo más natural socializar.
- He alineado la fluidez en el agua con la seguridad personal. Estoy aprendiendo a soltar y confiar.
- Mientras nado, mis pensamientos rumiantes desaparecen.
- Me elijo sin temor. Tengo dos días sagrados en la semana para la práctica. Mi alma me pide descanso en el agua.
- Integré a mi rutina de ejercicios, algunos movimientos que me fortalezcan los músculos fuera del agua.
- Justo escuché a un familiar decir: voy a empezar a aprender a nadar. Quiero aprender a nadar. Sin proponértelo inspiras a que otros se atrevan.
Tanto en tus hábitos como en tus proyectos personales mi invitación es que no te concentres solo en los resultados tangibles, síguete moviendo, los cambios no siempre se notan de inmediato y los avances invisibles son los que realmente te están moldeando.
Esos pequeños gestos, que pasan dentro de ti, son avances reales. Solo que no los ves... hasta que decides prestar atención.
No hay comentarios:
Publicar un comentario