ESCUCHA A MUCHOS DECIDE TÚ

 

ESCUCHA A MUCHOS DECIDE TÚ

 

Bueno eso de escuchar a muchos y decidir yo, lo aplico para mí. Pero, a veces me suelo inmiscuir en los asuntos de otros creyendo que tengo la solución para sus dolores. Este es mi ego, dándoselas de salvador. Somos muy buenos diciéndole a las personas qué hacer con su vida y muy malos en aplicar esos consejos a la nuestra.

 

En este camino de aprendizaje interior he descubierto, que cada persona tiene sus preguntas de vida, su trabajo íntimo. Por lo tanto, es necesario aprender a tener iniciativa y errar por cabeza propia. Poner el foco en los ideales que dicta nuestro corazón, aunque muchos dicen que siempre se debe actuar con la cabeza. Soy de las que defiende las corazonadas, los pensamientos intuitivos y los sueños en los que no dejo de pensar una y otra vez. Cuando me encuentro una frase por ahí que valida mi forma de pensar, me la robo para sustentar lo que siento. Por ejemplo, este pensamiento de RUMI es perfecto para lo que trato de relatar hoy. No te quedes satisfecho con historias, cómo le han ido las cosas a los demás. Revela tu propio mito”

 

En el viaje a Turquía que realicé en el año 2022. Una noche tuvimos una invitación a un baile tradicional turco. Uno de los compañeros no fue, porque el hermano le había dicho que no valía la pena el espectáculo. Por lo tanto, el tomó la decisión de no ir, confiaba en el sentido crítico de su hermano.

 

Cuando el realizó el comentario, algo dentro de mí se movió: pero, cómo se niega la oportunidad de ver con sus propios ojos y luego afirmar si realmente es aburrido o no. Al final la decisión era suya, escuché y preferí quedarme con las ganas de opinar. Según yo veo la vida, es un error, dejar de hacer cosas por la opinión de otros, sobre todo cuando uno las quiere hacer. O hacer cosas que no están alineadas con lo que nos mueve a nosotros, movernos en el rio de las motivaciones ajenas.  Cambiar nuestras opiniones o tomar decisiones influenciados por los deseos, prejuicios, o las conjeturas de otros debería estar prohibido.

 

Tengo otra anécdota en la que actúe de manera imprevisible. Cuando regresaba con mi amiga de Nueva York a Medellín en diciembre de 2023.

Yo estaba convencida que el vuelo era el 8 de diciembre a medianoche. El tiquete decía 00.05 horas. Mi amiga tenía previsto que era el 7 de diciembre. Efectivamente el vuelo era el 7. La interpretación errada nos costó la pérdida del vuelo, la compra de un nuevo tiquete y dormir a la intemperie en el aeropuerto. (Vale la pena luego contarles como reaccioné a este imprevisto)

 

De esto aprendí. Cuando la duda nos asalte, se presenten puntos de vista opuestos, es necesario revisar para no tomar decisiones bajo suposiciones. A ninguna de las dos se nos ocurrió confirmar el itinerario.  No se trata de dar razón a alguna de las partes, es evaluar qué tanto impacta el punto de vista del otro, en lo que yo creo que es mi propia verdad. Es bueno dejar un poco de duda a nuestras propias apreciaciones y unas pizcas de fe a nuestros criterios.

 

Aprender a identificar cuando los puntos de vista del otro nos hacen ver o prever detalles no considerados. Estar enmarcados en nuestro propio punto de vista, nos aleja muchas veces de ver el panorama completo, tener la inteligencia para escuchar esa perspectiva diferente, nos puede salvar de muchos dolores de cabeza. O por lo menos hacernos consientes de nuevos pros o contras.

 

Cuando estemos frente a quienes nos planteen sus previsiones escuchemos. He tenido en cuenta eso, en lo que estoy pensando hacer. Una cosa es mostrar nuestra apreciación sincera y otra es cortar las alas por sabotear los procesos ajenos, cuando tu estés seguro del actuar, hazlo: siéntate y escribe todo lo que puedes ganar o apostar.

 

¿Cómo mido el nivel de confianza en mis decisiones para que sean informadas? Poseo los datos relevantes y confiables, para reducir las suposiciones.  Qué impacto tiene esa decisión en mi vida.  Puede acarrear un malestar emocional, estoy dispuesta a tolerarlo. Estoy preparada mentalmente. Esa actuación impactará a alguien más de manera negativa.

 

El valor de tomar nuestros propios caminos me recuerda esos momentos universitarios, cuando el profesor hacía una pregunta: Y tenía la idea en la cabeza y mejor me quedaba callada, por el miedo a equivocarme. Luego un compañero expresaba mi idea con sus palabras y yo quedaba con la sensación de lo hubiese dicho, no confié en mí.

 

 No se trata de tener la razón en todo lo que hacemos, errar es parte del camino. Atrevernos a lidiar con nuestras propias decisiones y los resultados, sin tener que señalar a alguien más por los fallos. Saber que hay decisiones que merecen la pena ser tomadas con cabeza fría y habrá momentos en que la vida nos pedirá actuar sin estar preparados. La cuestión está, en que cada una de las decisiones que tomemos, sean porque las queremos tomar y conscientes de los riesgos que sobrevengan. Siempre que estés frente a algo que te impulse a preguntar qué pasará si lo intento, revela tu propio mito.

 

 

 

 

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