ACEPTAR INSEGURIDADES Y MIEDOS.

 

ACEPTAR INSEGURIDADES Y MIEDOS.

 

Navegando por Instagram encontré un video, cuyo mensaje era” ¿Qué es lo más valiente que has hecho? Pedir ayuda. 

Este vídeo me hizo reflexionar sobre las situaciones donde nos cuesta expresar lo que estamos afrontando, el hecho de sentirnos abatidos, aislados o la dificultad para expresar las situaciones traumáticas que hemos vivido.


Así mismo es difícil aceptar nuestras inseguridades y miedos. Pero quien no se ha sentido inseguro alguna vez en la vida. O se ha visto con temor a la hora de intentar algo, sobre todo por primera vez. Estos sentimientos son inherentes al ser humano.  


Una de las experiencias que más inseguridad me causa es hablar en público, hablar frente a personas desconocidas, me pone muy nerviosa. Me exijo seguirlo haciendo aun cuando se me quiebre la voz, cuando mi tono sea muy bajo, o cuando hable tan alto que creo que no me están escuchando. Porque comunicar hace parte de eso, que yo quiero llegar a ser, es imperante para mí.

 

Así como nos cuesta admitir. Hay personas que también les cuesta escuchar a otros reconocer sus debilidades. Estoy convencida que cuando hacemos visibles nuestras flaquezas, nos estamos dando el permiso para aprender, para reconocer que no somos perfectos y que en esa área debemos trabajar. Es cierto que nos vamos a encontrar también con personas que aprovecharán esas debilidades, para realizar comentarios hirientes. (Nos darán en nuestra propia llaga) De seguro ellas también tienen sus flaquezas que les cuesta admitir. Nuestro trabajo no es cambiarlas a ellas, es trabajar en nosotros para cada día ser mejor.

 

Una de las tareas que más me ayuda a visualizar mis inseguridades, es identificar los roles que quiero vivir. Y cuáles son esas características que debo tener para desempeñarme mejor, las habilidades que requiero, el conocimiento y las capacidades innatas que poseo. A partir de allí, empiezo a identificar mis áreas de mejora. También me exijo a experimentar esas situaciones, precaviendo que no se vuelvan traumáticas para mí. Que, en lugar de hacerme bien, me hagan rehusar de trabajar en mis falencias. Debemos preguntarnos si no, nos estamos sintiendo lo suficientemente buenos en lo que hacemos. 

 

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Otra clave para mejorar y admitir las debilidades es trabajar en nuestra autoestima, muchas de las cosas que he descubierto cuando estoy insegura; es empezar a hacer mucho ruido exterior, las ganas de captar la atención y el aplauso de los demás. Y me he sentido más serena cuando las cosas las hago desde el corazón, aún cuando no me vayan bien y están guiadas por un impulso interior. Algo dentro de mí reconoce mis esfuerzos y me invita a confiar en mi proceso de vida. Estos pensamientos de fluidez son los que nos permiten ir escalando, sabiendo que cada vez que avanzamos llegan nuevas acciones que mejorar. La vida siempre nos pone en ese lugar donde vamos a explorar nuestro máximo potencial. Cada experiencia que vivimos empieza a revelar algo de nosotros, para que sea pulido y podamos luego decir: antes me sentía así, ahora me desenvuelvo así.

 

                                


Me gusta mucho compartir en estas reflexiones, frases de otros que me inspiran. Hoy traeré a colación una de Ramón Bayes: “la vida es un viaje, hay momentos que son momento y tu no te das cuenta”. Tantas cosas de las que estamos viviendo, nos están preparando para ser alguien mejor, cuántas situaciones que queremos esquivar son necesarias para ser lo que estamos destinados ser. La vida nos pule, es por lo que cada uno tiene su trabajo interior. Si me pongo de ejemplo, la escritura me fluye de manera natural, pero en trabajos de coordinación no soy muy buena. En una clase de baile mientras dicen izquierda, yo aún estoy buscando cuál es mi derecha. Cada uno tiene esos lugares donde se mueve como pez en el agua y otras donde es un tronquito.

 

Reconocer tus flaquezas no te hace menos inteligente, ni te resta valor. Es importante reconocer que estamos lidiando con algo, mirarnos al espejo y aceptar nuestra propia vulnerabilidad. Tú decides si lo gritas a viva voz o lo reconoces en el silencio de tu habitación. Quien es capaz de mirarse así mismo con honestidad es un ganador. Cuando hablo de reconocer nuestras flaquezas no necesariamente es decirlo a gritos, habrá momentos donde sientas necesario compartir tu sentimiento de mejora con otros. Recuerda, que tienes la libertad de decidir que partes mostrar de ti.

 

La escritura reflexiva es una forma de mostrar mis debilidades, ayuda a mi bienestar emocional, me hace entender que mis procesos de vida son valiosos y que tengo la libertad de dejarme ser. Es cierto que al exponer nuestras debilidades nos sentimos escuetos. Sin embargo, esta apertura puede ser una señal de fortaleza, ya que muestra nuestra disposición a crecer y aprender. 

 

Te invito a desnudarte más a menudo contigo misma, celebra tus logros por pequeños que sean y disfruta tu proceso de transformación, es tuyo, es único. Cada parte de ti es valiosa, cuando algo de ti quiera aflorar déjalo ser, encuentra esa forma especial de mostrar tu chispa interior.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ESCUCHA A MUCHOS DECIDE TÚ

 

ESCUCHA A MUCHOS DECIDE TÚ

 

Bueno eso de escuchar a muchos y decidir yo, lo aplico para mí. Pero, a veces me suelo inmiscuir en los asuntos de otros creyendo que tengo la solución para sus dolores. Este es mi ego, dándoselas de salvador. Somos muy buenos diciéndole a las personas qué hacer con su vida y muy malos en aplicar esos consejos a la nuestra.

 

En este camino de aprendizaje interior he descubierto, que cada persona tiene sus preguntas de vida, su trabajo íntimo. Por lo tanto, es necesario aprender a tener iniciativa y errar por cabeza propia. Poner el foco en los ideales que dicta nuestro corazón, aunque muchos dicen que siempre se debe actuar con la cabeza. Soy de las que defiende las corazonadas, los pensamientos intuitivos y los sueños en los que no dejo de pensar una y otra vez. Cuando me encuentro una frase por ahí que valida mi forma de pensar, me la robo para sustentar lo que siento. Por ejemplo, este pensamiento de RUMI es perfecto para lo que trato de relatar hoy. No te quedes satisfecho con historias, cómo le han ido las cosas a los demás. Revela tu propio mito”

 

En el viaje a Turquía que realicé en el año 2022. Una noche tuvimos una invitación a un baile tradicional turco. Uno de los compañeros no fue, porque el hermano le había dicho que no valía la pena el espectáculo. Por lo tanto, el tomó la decisión de no ir, confiaba en el sentido crítico de su hermano.

 

Cuando el realizó el comentario, algo dentro de mí se movió: pero, cómo se niega la oportunidad de ver con sus propios ojos y luego afirmar si realmente es aburrido o no. Al final la decisión era suya, escuché y preferí quedarme con las ganas de opinar. Según yo veo la vida, es un error, dejar de hacer cosas por la opinión de otros, sobre todo cuando uno las quiere hacer. O hacer cosas que no están alineadas con lo que nos mueve a nosotros, movernos en el rio de las motivaciones ajenas.  Cambiar nuestras opiniones o tomar decisiones influenciados por los deseos, prejuicios, o las conjeturas de otros debería estar prohibido.

 

Tengo otra anécdota en la que actúe de manera imprevisible. Cuando regresaba con mi amiga de Nueva York a Medellín en diciembre de 2023.

Yo estaba convencida que el vuelo era el 8 de diciembre a medianoche. El tiquete decía 00.05 horas. Mi amiga tenía previsto que era el 7 de diciembre. Efectivamente el vuelo era el 7. La interpretación errada nos costó la pérdida del vuelo, la compra de un nuevo tiquete y dormir a la intemperie en el aeropuerto. (Vale la pena luego contarles como reaccioné a este imprevisto)

 

De esto aprendí. Cuando la duda nos asalte, se presenten puntos de vista opuestos, es necesario revisar para no tomar decisiones bajo suposiciones. A ninguna de las dos se nos ocurrió confirmar el itinerario.  No se trata de dar razón a alguna de las partes, es evaluar qué tanto impacta el punto de vista del otro, en lo que yo creo que es mi propia verdad. Es bueno dejar un poco de duda a nuestras propias apreciaciones y unas pizcas de fe a nuestros criterios.

 

Aprender a identificar cuando los puntos de vista del otro nos hacen ver o prever detalles no considerados. Estar enmarcados en nuestro propio punto de vista, nos aleja muchas veces de ver el panorama completo, tener la inteligencia para escuchar esa perspectiva diferente, nos puede salvar de muchos dolores de cabeza. O por lo menos hacernos consientes de nuevos pros o contras.

 

Cuando estemos frente a quienes nos planteen sus previsiones escuchemos. He tenido en cuenta eso, en lo que estoy pensando hacer. Una cosa es mostrar nuestra apreciación sincera y otra es cortar las alas por sabotear los procesos ajenos, cuando tu estés seguro del actuar, hazlo: siéntate y escribe todo lo que puedes ganar o apostar.

 

¿Cómo mido el nivel de confianza en mis decisiones para que sean informadas? Poseo los datos relevantes y confiables, para reducir las suposiciones.  Qué impacto tiene esa decisión en mi vida.  Puede acarrear un malestar emocional, estoy dispuesta a tolerarlo. Estoy preparada mentalmente. Esa actuación impactará a alguien más de manera negativa.

 

El valor de tomar nuestros propios caminos me recuerda esos momentos universitarios, cuando el profesor hacía una pregunta: Y tenía la idea en la cabeza y mejor me quedaba callada, por el miedo a equivocarme. Luego un compañero expresaba mi idea con sus palabras y yo quedaba con la sensación de lo hubiese dicho, no confié en mí.

 

 No se trata de tener la razón en todo lo que hacemos, errar es parte del camino. Atrevernos a lidiar con nuestras propias decisiones y los resultados, sin tener que señalar a alguien más por los fallos. Saber que hay decisiones que merecen la pena ser tomadas con cabeza fría y habrá momentos en que la vida nos pedirá actuar sin estar preparados. La cuestión está, en que cada una de las decisiones que tomemos, sean porque las queremos tomar y conscientes de los riesgos que sobrevengan. Siempre que estés frente a algo que te impulse a preguntar qué pasará si lo intento, revela tu propio mito.